La naturaleza humana es el concepto filosófico,
según el cual los Seres humanos tienden
a compartir una serie de características distintivas inherentes, que incluyen
formas de pensar, sentir y actuar.
Las ramas de la ciencia asociadas con el estudio de la naturaleza humana incluyen a la sociología, socio biología y psicología, en particular, la psicología evolucionista y la psicología del desarrollo.
Principales formas de estudiar la naturaleza
humana son:
1.- Religión: Se basa en la espiritualidad de la
raza humana y poderes divinos que intervienen en personas y hasta en plano físico.
Entre tantísimas religiones que existen la mayoría de ellas fomentan el respeto
hacia alguna persona o personajes distintos, es la que fomenta orden reglas
2.-Psicología: Se trata del estudio de la mente en cuanto a formas de pensamiento, costumbres, y patrones de comportamiento. Esta es una rama muy importante porque es muy objetiva por lo tanto sus tratamiento, conocimientos y objetivos son muy efectivos y reales.
4.-Ciencia: Se refiere más que nada a la genética y a la
psiquiatría. En la psiquiatría sabemos cuáles son las partes del cerebro y que
función desempeñan, y por lo tanto las causas que provoca el “mal
funcionamiento” de cierta zona del cerebro y/o del cerebelo. Estudios recientes
demuestra que heredamos características del funcionamiento del cerebro y esto
debido a la genética, por lo tanto mis patrones de pensamiento o enfermedades
mentales son características que cuando menos uno de mis antepasados tenia, y
además se ha encontrado que el cerebro de un asesino o de alguien agresivo
trabaja de una manera distinta al cerebro de una persona normal.
El bien y la verdad sólo se pueden alcanzar libremente. Nadie que no quiera puede llegar a ellos a base de obligarle. Al final, la decisión de respeto del bien de otros depende no tanto de los argumentos racionales que se le den, como de su propia decisión de respeto. No atender a razones es una de las posibilidades a las que nos abre la libertad.Además, no está asegurado alcanzar el propio bien ni la verdad. Hay que quererlos. Los fines de la naturaleza humana vienen exigidos (se anhelan, se buscan) pero se pueden conseguir o no. Depende de la libertad, como decía Albert Camus: "el hombre es la única criatura que se niega a ser lo que ella es".
La primera de las normas de esta guía de la naturaleza humana" tradicionalmente se ha formulado así: "Haz el bien y evita el mal". No un bien y un mal externos y extraños a nosotros, sino nuestro mejor bien, evitando lo que nos daña: hacer el bien y evitar el mal es una invitación positiva a que cada uno haga de sí mismo el mejor de los proyectos posibles. Eso son las normas morales, que tienen como fin establecer unos cauces para que la libertad elija de tal modo que contribuya a los fines y tendencias naturales.
Los Actos Humanos Pueden se:
Bueno o lícito: si está de acuerdo con la ley moral. Ejemplo: Dar limosna.
Malo o ilícito: si va en contra de la ley moral. Ejemplo: Decir una mentira.
Indiferente: cuando no es ni bueno, ni malo. Ejemplo: Hablar.
Bueno o lícito: si está de acuerdo con la ley moral. Ejemplo: Dar limosna.
Malo o ilícito: si va en contra de la ley moral. Ejemplo: Decir una mentira.
Indiferente: cuando no es ni bueno, ni malo. Ejemplo: Hablar.
Identificar en la vida cotidiana los
actos humanos, y su incidencias en la humanidad nos ayudará a crecer como
personas, propiciando una reflexión amplia frente a la necesidad de llevar a la
vida comportamientos que garanticen a realización de a persona, y de la
sociedad.
El acto moralmente bueno supone a la vez la bondad
del objeto, del fin y de las circunstancias. Una finalidad mala corrompe la
acción, aunque su objeto sea de suyo bueno (como orar y ayunar para ser visto
por los hombres).
El objeto de la elección puede por sí solo viciar
el conjunto de todo el acto. Hay comportamientos concretos como la fornicación que
siempre es un error elegirlos, porque su elección comporta un desorden de la
voluntad, es decir, un mal moral.
Hay actos que, por sí y en sí mismos,
independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre
gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el
perjurio, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer el mal
para obtener un bien.